Leyenda del PALO SANTO 
Hace mucho tiempo vivía un joven muy virtuoso y apuesto llamado Cosakait, que se había enamorado perdidamente de una muchacha muy bella, pero ella no le correspondía.
¡Ah! — el indio se lamentaba- los dioses no quieren mi felicidad.
Entonces el joven se enfermó de pena, pero la muchacha no quiso verlo. Desesperado, Cosakait llamó a la madre de su amada y le dijo:
Yo he de morir, pero seguiré amando a su hija. Adornaré con flores su cabello, perfumaré el agua que sus labios beban y espantaré a los insectos de su lado para que no la molesten. Estaré siempre donde ella se encuentre y le daré todo lo que me pida.
Cosakait murió, y Dios, compadecido por su dolor, lo eternizó en la forma de un árbol que creció allí mismo y se extendió por toda la selva. De esta forma Cosakait brindó a su amada flores y todas las cosas buenas que le había prometido.”
La madera de Palo Santo que empleamos proviene de los árboles que han finalizado ya su ciclo de vida y “mueren” de forma natural. Cuando el árbol entra en este periodo comienza su transformación química que dura más o menos 3 o 4 años y sólo después de ese tiempo la madera adquiere características aromáticas y curativas.
Según dicen los indios este es el tiempo que necesitan los espíritus de los árboles del palo santo para materializarse en el aceite esencial y son los responsables de que este sea tan potente.
Hay muchos estudios realizados sobre esta madera sagrada estos son solo algunos de sus beneficios: Equilibra las energías, buscando y aumentando todo positivo, ayuda a controlar el estrés regalando paz y armonía, su aroma ayuda en la meditación, alivia la tensión nerviosa.
Quema un trocito de palo santo y déjate llevar por la energía y su agradable y suave aroma que va a ir desprendiendo mientras limpia y armoniza tu hogar.

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